Hace una semana la historia que Mariel Aereboe y Pedro Lladser escribieron por 21 años se cerró con un último capítulo: la firma del divorcio. Hace cuatro años la pareja de exmodelos, que en ese entonces vivía en Estados Unidos y era una de las más estables del medio local, se separó. Pero antes de todo esto hubo amor, historias y dos hijas, recuerdos que le volvieron a Mariel con el cierre legal del matrimonio.
La reflexión de la ahora dueña de la pastelería de mediaslunas Celeste by La Gauchita, es que "ha sido un proceso de mucho tiempo en que pasas por muchos estados. Al principio te viene rabia, angustia, impotencia, también ver el proceso de nuestras hijas, la vuelta a Chile, la mudanza, el buscar trabajo, aprender a vivir sin un otro. Entonces ahora con la firma que hicimos de mutuo acuerdo finalmente se vuelve como oficial con este documento, es como cuando te casas".
¿Cómo así?
"Viste cuando pasas muchos años en pareja y te casas y firmas por el civil, por ejemplo, como que se hace oficial. Es lo mismo con el divorcio: firmas y es como, aunque lo nuestro terminó hace años, la terminada oficial. Ya no es de la boca para afuera. Hace una semana estábamos separados, pero no divorciados; en el papel como que lo hace más definitivo".
¿Les costó llegar al acuerdo final?
"No, para nada, cada uno ya está en lo suyo. Firmamos de mutuo acuerdo y en el documento viene todo lo que hay que acordar como la pensión de alimentos que él les da a las niñitas. No hubo problemas".
¿Le dio pena ya cuando vio el documento firmado?
"No lloré, sí, me da nostalgia. La pena, el llanto, ya pasaron, era el momento que esperamos los dos. Cada uno tiene su vida y lo único que nos une son nuestras hijas. Cada uno tiene definido que no hay interés. Son los tiempos de antes los que dan nostalgia".
¿Qué cosas en concreto le dan nostalgia?
"Fueron 21 años, fue una vida, con hijos, hubo un proyecto de vida en común. Cuando te dicen: te divorciaste por fin, ¿estás feliz? A mí no me da felicidad por todo lo que vivimos con la separación. Si yo fuera sola con él me daría lo mismo, pero acá hay hijos, verlos sufrir (con la separación) no fue fácil. Si fuéramos sólo los dos sería un trámite, pero hay recuerdos que se quedan".
Podría contarme algunos recuerdos que le vinieron ahora que firmó.
"Hablo por mí: yo estaba muy enamorada, siempre pensé que iba a envejecer e íbamos a tener nietos. Recuerdo recibir amigos, a la familia en la casa. Esos recuerdos de viajes juntos, de reírnos o cantar en el auto, éramos muy partners aparte de marido y mujer. Son cosas muy poco importantes a simple vista, pero son las cotidianas, de estar con las niñas en el jardín, por ejemplo. También esos tiempos donde contaba con otro si pasaba algo. Para mí era mi refugio, más estando en otro país. Sentí que él era todo. Ahora estoy mucho más independiente".
¿Ahora qué viene para usted?
"No sé. Tuve mala pata porque cuando me recuperé de la separación, dos años después, conocí a una persona y volví a creer en el amor (se refiere al empresario Mauricio Russo, quien murió en septiembre de 2023) y fallece. Tuve que empezar otra vez de cero, lo mismo me pasa con esta firma que terminó por sepultar todo y ahora otra vez tengo que plantearme a mí desde cero".
Pero ese es un proceso que ya venía, ¿no?
"Sí y tengo la oportunidad y las herramientas para seguir con eso. No tengo que refugiarme más en alguien, sino que seguir en este camino de ser más independiente".
¿Y volverse a enamorar quizás?
"Por ahora, no. Yo creo que estas dos grandes caídas me enseñaron que no tengo que estar pendiente de si llega o no el amor, no andar buscándolo".